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Nuestra Filosofía

«Para diseñar un jardín hace falta encontrar un concepto, una idea. Porque un jardín está lejos de ser solo un listado de plantas adecuadas para un clima o un PH concreto. Tampoco debe ser una obra para conseguir unos requisitos funcionales. Un jardín tiene que tener alma.»

Los primeros jardines, que serían probablemente huertos que alimentaban a los nómadas, ya tenían magia.

Magia porque les proporcionaba alimento o magia por los cambios que las estaciones del año provocaban en sus plantaciones… 

A lo largo de la historia los Jardines eran zonas de reunión, evocaciones al Edén o lugares donde el cielo y la tierra se unían. Paraísos o simplemente paisajes.

 Contaban historias mitológicas o eran núcleos importantes para la vida de las ciudades. Eran obras de ingeniería en la época de los Romanos, maravillas e innovaciones creadas por los Persas o lugares que jugaban con los sentidos del visitante en los jardines hispanomusulmanes. 

Buscaban ostentar el poder de un Rey o eran lugares donde el hombre buscaba acercarse a la naturaleza con el Paisajismo Inglés. Jardines donde todo estaba medido y controlado o donde aparentemente la mano del hombre no había intervenido…

Da igual. De cada Maestro hay mucho que aprender.
Lo importante por encima de todo es que el Jardín tenga Esencia.
Tenga luz
Equilibrio entre lo que la naturaleza manda y el jardinero planifica.
Equilibrio con paciencia, eso sí.
“Consultemos en todo al genio del lugar”

(A.Pope. 1731)